Sí, es un sector hiperexplotado. Hay de todo, para todas las edades y parece que ya no se puede editar nada nuevo.
Cuando entré en una de las librerías y llegué al rincón de infantiles no sabía por dónde empezar a investigar, colores brillantes, tapas duras, con texturas, para el agua. Por suerte, me encontré con un librero que conocí hace unos años y le pregunté por los libros que más le llamaban la atención, sin importar la franja etaria. Me mostró los siguientes libros:
- Libros perfumados
(Lola, el hada chocolate y Lili, el hada ananá)
- Con rompecabezas
(Mi primer rompecabezas: Palabras)
- Con forma de biombo y pop ups.
(Mi ciudad)
- Con texturas
- Con títeres
(El señor Tiburcio)
- Y por último, una novela de aventuras con cartas manuscritas, códigos secretos, mapas, documentos, diagramas y descripciones de la batalla de Austerlitz.
(El misterio del tesoro de Austerlitz)
Al hojear este último libro se me ocurrió preguntar por libros de historia argentina que tuviesen características similares. Me mostró unas historietas de Felipe Pigna y ahí terminó la lista de libros sobre historia argentina para chicos.
Me fui a mi casa con una idea en mente: No hay muchos libros de esa temática y para ese público lector.
En otra librería probé de hacer lo mismo, aunque me centré en preguntar por libros que tuvieran una forma no convencional, como un libro biombo o abanico. No tuve suerte, el librero apenas sabía qué libros tenía. Así que para dar por finalizado mi fracaso decidí preguntar por esta duda que me había quedado de la semana anterior; les comparto mi conversación:
—¿Qué libros de historia argentina para chicos tenés?
—Estos de Pigna, son historietas.
—¿Y otros que no sean de Pigna?
—No, estos son los únicos.
Revisé la página web de una cadena de librerías y me encontré con varios libros que no me mostraron. Las razones también pueden ser que estén descatalogados o agotados.
La idea de hacer libros infantiles de historia argentina me agrada, no tengo la menor idea de por qué, sinceramente no me gusta la historia pero si hay una forma de narrarla para que los chicos (y por qué no también los adultos) aprendan jugando estoy dispuesta a hacer que mi proyecto editorial sea sobre esta temática.
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